Sobre Jairo Robinson.
Con el metódico trazo de su geometría, Jairo
Robinson esconde la pureza de la mancha con que inicia sus pinturas. Construye una
composición paciente que recubre, capa tras capa, la espontaneidad del dibujo
inicial. Y se permite lograr, en cada nueva línea que antepone a la anterior y
en cada cuadrado que envuelve al espacio, cicatrices que dan forma a un nuevo lenguaje.
Transformando, incluso sin ocultar lo que quedó debajo, el origen mismo de la
expresión.
Y es en esta transformación constante, aquella que brinda
estructura al caos, en que nace la identidad de sus pinturas. En su trabajo, cada
nueva capa convierte la naturaleza del resultado final, pero sin que ello
niegue el origen al cual se debe. En un proceso que rememora, acaso, a la vida
misma.
Así, en el trabajo de Jairo Robinson converge la ortodoxia de la abstracción geométrica
en su forma más pura. Pudiendo encontrar en su pincel un acto deferente a la
complejidad de las composiciones de Maria Elena Vieira da
Silva, al movimiento de Jesús Soto o a los homenajes de Josef Albers. Todo esto
presente en la identidad de una pintura que, respetuosa de sus maestros, crea
un lenguaje original y de firma diferenciada.
Es decir, la geometría creada por este artista responde a las concepciones de sus antecesores pero sin por ello depender de su influencia. Logrando, así, una conversación sublime que en el arte solo puede ser conseguida ante una obra perpetua.
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